Escenas de la
Vida de los Patriarcas

 

¿Dónde era Ur de los Caldeos?

Generalmente se identifica a Ur de los Caldeos, la ciudad de Avraham, como la antigua Ur en Shinar, ciudad-estado de los Sumerios. Sin embargo, tal identidad es sumamente improbable, tanto bíblicamente como históricamente. Esta confusión surge de un anacronismo que proviene de la coincidencia geográfica entre la tierra de Shinar –donde en tiempos de Avraham habitaban los Sumerios– y el país de Caldea, como se denominaría a la misma región varios siglos más tarde. Para entender a qué ciudad se refiere el libro de Génesis es necesario considerar contextualmente las definiciones, la situación histórica y la distribución étnica en la época de Avraham.

El nombre hebreo de la ciudad es Ur-Kaśdim, que entre otras traducciones admite la de Ur de los Caldeos. En tiempos de Avraham había varias ciudades en cuyo nombre compuesto el primer término era la palabra ‘Ur’. Los Caldeos que encontramos en Babilonia en los libros de los Profetas no estaban en esa misma región en la época de Avraham, por lo tanto, si es correcta la traducción de Kaśdim como Caldeos, se los debe identificar en su tierra de origen y no en la Baja Mesopotamia.
Tampoco el país de los Sumerios es llamado Caldea, sino Shinar (Génesis 10:10; 11:2; 14:1,9), y no resulta en ningún texto bíblico que se les llamara Caldeos a los Sumerios. El Profeta Isaías define a los Caldeos como un pueblo que fue fundado por los Asirios: “Mira la tierra de los Caldeos; este pueblo no era; Assur la fundó para los que habitaban en el desierto: levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas” (Isaías 23:13) – la afirmación de que Assur fundó ese país se refiere al Imperio Asirio, que conquistó Babilonia y sólo a partir de entonces entran en escena los Caldeos en la tierra de Shinar.

Antes de identificar quiénes son los Caldeos de la época de Avraham, analicemos la distribución étnica de su tiempo:
· Los pueblos semíticos se habían establecido en la parte superior de la Media Luna Fértil: al oeste de los Montes Zagros y al sur de los Montes Tauros Sudorientales, en la Alta Mesopotamia y la región a sudoeste del Éufrates, desde la cuenca de los ríos Hiddekel –Tigris–, Zab Superior y Zab Inferior, hasta la costa levantina del Mediterráneo y los Montes del Líbano.
· La Baja Mesopotamia y toda la región desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Rojo estaba habitada originalmente por pueblos no-semíticos, entre los cuales los Sumerios, que habían fundado ciudades-estado sobre el Éufrates y el Tigris. Sucesivamente, el país de los Sumerios había sido conquistado por los Acadios, quienes realizaron la primera expansión semítica. Los Sumerios habían logrado reconquistar su autonomía y tuvieron un periodo de renacimiento cultural y político bajo la III Dinastía de Ur. Probablemente Avraham vivió, aunque no en Shinar, durante este periodo.
· Al norte y al este de la Media Luna Fértil se encontraba un abanico de pueblos no-semíticos, entre ellos los Hurritas, que también compartían con los Acadios, Asirios y Arameos gran parte de la Alta Mesopotamia, principalmente la región entre los ríos Éufrates y Habor –Khabur–, en cuyo ambiente habitaba la familia de Avraham.

Habiendo establecido históricamente que los Caldeos que reinaron en Babilonia llegaron a la Baja Mesopotamia muchos siglos más tarde –y por lo tanto no podían estar en aquél tiempo en la Ur de Sumer ni mucho menos darle a la misma el carácter de una ciudad caldea, al punto de ser llamada “Ur de los Caldeos”–, surgen dos posibilidades: que se trate de los mismos Caldeos pero ubicados en una región geográfica diferente, presuntamente la de su origen, o que se trate de otro pueblo al cual se conocía también como Caldeos.

A favor de la primera hipótesis podemos citar a Flavio Josefo, que escribe: «Arphaxad dio su nombre a los Arphaxaditas, que ahora son llamados Caldeos» (Antigüedades 1.6.4). Arpakshad era hijo de Shem y hermano de Ashur y Aram, por ende, su descendencia era de la misma estirpe de los Asirios y Arameos, y esto es enteramente aplicable a los Caldeos del Imperio Neo-Babilónico, quienes eran étnicamente Asirios, o Acadios, hablaban la misma lengua, tenían la misma cultura y practicaban la misma religión. En ese periodo la distinción entre Caldeos y Asirios era de naturaleza puramente política, surgida de la rivalidad entre Babilonia y Nínive (de la misma manera que los reinos de Israel y Judá, ambos pertenecientes a un mismo pueblo, pero divididos por razones políticas). Si este es el caso, sólo se necesita determinar dónde se había establecido el linaje de Arpakshad, y dónde se encontraba en los tiempos de Avraham.

Considerando la segunda hipótesis, que el término “Kaśdim” se refiera a una nación diferente, los indicios nos llevan a los confines septentrionales de la Alta Mesopotamia. Había varios pueblos cuyos etnónimos siguen el patrón “Kašt-, Kald-” pero según la ubicación geográfica sólo sería plausible una referencia a los Hurritas de Ararat –en lengua asiria: Urartu–, progenitores de los antiguos Armenios, quienes se llamaban a sí mismos “Khaldi”, “Khaldini”, o también “Biainili” a quienes los historiadores griegos, entre ellos Estrabón, llaman “Caldeos” (Χάλδοι) o “Khalybes”, y los definen como expertos en herrería.

La ciudad de Ur-Kaśdim

Además de la clásica Ur en Shinar, también en la Alta Mesopotamia había varias ciudades cuyo nombre era Ur, o contenía este término. Una de ellas –que también ha sido propuesta como posible identificación de Ur de los Caldeos– es Urkesh, en el territorio de Subartu, entre los ríos Khabur y Tigris. Urkesh era una ciudad de los Hurritas. Su nombre coincide parcialmente con Ur-Kaśdim, con una leve variación en la pronunciación de la letra shin, pero carece de la desinencia -dim. Es posible que los “Caldeos” de los historiadores griegos hayan sido los Hurritas en general, tomando como referencia a los habitantes de Ararat/Urartu. Sin embargo, no hay indicios de que también se les llamase Caldeos en las lenguas semíticas, sino Šú-ba-ri, Šúbartu en aramaico –Šúbaru en las Cartas de Amarna–, mientras que en hebreo se les denomina Jorim (Génesis 14:6; 36:21; Deuteronomio 2:12), y por lo tanto en el texto bíblico el término Kaśdim no puede aplicarse a los Hurritas. Por consiguiente, también la identificación de Urkesh como Ur-Kaśdim es inexacta.

La respuesta sobre la identidad de esta ciudad está en la genealogía misma de Avraham:

Génesis 10:22 Y los hijos de Shem: Elam, y Assur, y Arphaxad, y Lud, y Aram.
11:10 Shem, de edad de cien años, engendró á Arphaxad, dos años después del diluvio.

Arpakshad nació dos años después del Diluvio y fue el tercer hijo de Shem, quien salió del arca aún sin hijos. Por ende, Arpakshad y Ashur eran gemelos. Ambos fundaron la nación de los Acadios, y sus respectivas ciudades en las proximidades de la confluencia entre los ríos Hiddekel y Zab Superior: Ashur al oeste, y Arpakshad, que es Arrapkha, al este, en el territorio de Asiria. Históricamente, la región nord-oriental de Asiria fue llamada “Arrapakitis” por los Griegos, nombre probablemente derivado de Arpakshad/Arrapkha. Al sudeste de la ciudad, poco distante, se encontraba la localidad de Gasur, en la cual fueron halladas las Tablillas de Nuzi, textos cuneiformes que contienen valiosa información sobre las costumbres del periodo patriarcal bíblico. En dichas tablillas también se mencionan dos ciudades cercanas: Uri “Mayor” y Uri “Menor”, que podrían haber sido nombres alternativos de las mismas Arrapkha y Gasur respectivamente. Por otra parte, en hebreo los nombres Arpakshad [ארפכשׁד] y Ur-Kaśdim [אור כשׂדים] coinciden en cinco caracteres, en el mismo orden, solamente con una “pe” intercalada, por lo cual Ar(pa)k’sad podría derivar en Ur-k’sed, siendo Késed un nombre que también encontramos en la familia de Najor, hermano de Avraham (Génesis 22:22). En el dialecto babilonio de la lengua asiria, esta misma palabra correspondería a “caldeo” – Kaldu, Kasdu, es el nombre de Caldea.
Si bien Arrapkha, al igual que Haran, estuvieron en un periodo sucesivo bajo el dominio hurrita y posteriormente fueron reconquistadas por Asiria, es erróneo relacionarlas en tiempos de Avraham: mientras que Haran era una ciudad hurrita, Arrapkha era acadia, semítica.
Las Tablillas de Nuzi contienen descripciones de la vida social y de la realidad cultural de la época patriarcal, las cuales reflejan en manera clara las costumbres de la familia de Avraham. A continuación, algunas de las usanzas registradas en las Tablillas de Nuzi:

· Una pareja sin hijos podía nombrar heredero a un siervo (cf. Génesis 15:2,3).
· Una esposa estéril podía dar su sierva a su marido con el propósito de concebir un hijo, que sería adoptado por la esposa (cf. Génesis 16:2,3; 30:1-3,9).
· Si posteriormente la esposa llegaba a concebir un hijo propio, él desplazaría al hijo de la sierva como el heredero legítimo (cf. Génesis 21:10).
· Un hermano podía concertar el matrimonio de su hermana, pero ella tenía la opción de aceptar o rechazar la propuesta (cf. Génesis 24:29-61).
· Cuando se daba una hija en matrimonio, también se le daba a ella una o más siervas, cuyos nombres debían ser registrados en el contrato matrimonial (cf. Génesis 24:61; 29:24,29).
· En caso de disputa sobre una herencia, la corte decidía a favor de aquél de los hijos que poseyera los ídolos de la familia. Robarlos era un crimen grave (cf. Génesis 31:19,30-35).
· El padre debía buscar esposas para sus hijos y concertar el matrimonio para sus hijas (cf. Génesis 24:2-4).
· El padre no estaba obligado a elegir al hijo primogénito como el heredero principal, sino que podía elegir a cualquiera de sus hijos (cf. Génesis 49:3-4,8-10; 48:14-20).
· Un hermano podía vender su primogenitura a otro (cf. Génesis 25:31-33).
· Las bendiciones pronunciadas por un anciano eran irrevocables, aún si fueron obtenidas con fraude (cf. Génesis 27:1-40).

Una escena que se repite tres veces en el Génesis es de particular interés y encuentra su explicación en las tradiciones y leyes que se documentan en las Tablillas de Nuzi: la esposa-hermana. En dos ocasiones, Avraham presentó a Sarai como su hermana –Génesis 12:10-20; 20:1-18–, y sucesivamente, también Yitzhak lo hizo con Rivkah –Génesis 26:7-11–. Si bien Avraham arguyó que ella era efectivamente su hermana por línea paterna –Génesis 20:12–, en el caso de Yitzhak sabemos que Rivkah era hija de su primo y no de su padre o madre. Sin embargo, ambos se acogieron a un estatuto legal que existía en la Alta Mesopotamia, el cual consistía en dar a la esposa una posición superior adoptándola como hermana en el seno de la familia paterna del marido, y tal vínculo era legal a todos los efectos. Una esposa-hermana gozaba de mucho más respeto y protección que una esposa simple, y cualquier ofensa hacia ella era mucho más grave. Entendiendo esta usanza, es posible que en realidad Sara no fuera hermana carnal de Avraham, sino “hija de su padre” en cuanto adoptada legalmente como hermana suya en el momento de contraer matrimonio con ella, por consiguiente, perteneciente al linaje de su padre en ese sentido. Tanto el Faraón como los dos Avimelej conocían esta institución vigente en la tierra de la cual provenía Avraham, y comprendían cuánto habría sido grave si hubieran tomado la mujer de un príncipe arameo –como Avraham e Yitzhak debían ser considerados–, y esto explica también la manera en que ellos reaccionaron al saberlo.

Además de estas leyes, las Tablillas de Nuzi contienen reglamentos sobre compras y ventas de terrenos y sepulcros y otras transacciones comerciales, en la misma manera en que Abraham, Isaac y Jacob las estipularon con los Cananeos. Con todos estos elementos escriturales y arqueológicos, podemos definir con suficiente certeza que la ciudad de Ur de los Caldeos, Ur-Kaśdim, era Arrapkha en el este de Asiria, en el sitio donde actualmente está construida Kirkuk. El mapa siguiente sugiere el camino que probablemente recorrió Avraham desde su salida de Ur hasta Canaán, pasando por Harán.

A pesar de la abrumadora evidencia de que Ur-Kaśdim era una ciudad en la Alta Mesopotamia, perteneciente al dominio cultural semítico-hurrita, y que tanto los nombres de los ancestros de Avraham como sus costumbres son típicos de aquella región y ninguna conexión tienen con el ambiente sumerio, muchos estudiosos aún sostienen que Ur-Kaśdim se refiere a la conocida ciudad sumeria de Ur, y que la definición “de los Caldeos” es una interpolación tardía de los editores post-exílicos de la Toráh, que llamaban Caldea a la Baja Mesopotamia. Esta suposición carece de fundamento, no sólo por todo lo anteriormente expuesto, sino también porque en el mismo libro de Génesis esa región está bien identificada con el nombre de Shinar (Génesis 10:10; 11:2; 14:1,9), lo cual hace innecesario re-definirla como Caldea. Tampoco tendría sentido agregar tal especificación al nombre de Ur, si esta fuera la conocida ciudad sumeria.

Por otra parte, el camino que emprendió Teraj hacia Canaán pasaba por Harán, donde efectivamente él y su familia se detuvieron y asentaron (Génesis 11:31), mientras que la ruta que conduce de Ur en Shinar a Canaán tiene un recorrido completamente distinto y muy distante, aproximadamente a 200 km. al sur de Harán, la cual unía a Mari con Tadmor, y de allí proseguía hacia el sur, conocida como “Camino de los Reyes” – como muestra el mapa adjunto. Éste es el trayecto que probablemente siguió Amrafel, rey de Shinar, junto a sus aliados, en la invasión de las ciudades de la llanura narrada en Génesis 14:1-16.
No existe ninguna razón por la cual una familia que se dirigiera desde Shinar a Canaán llegara hasta Harán, sino que en Mari habría tomado la ruta hacia el oeste. La ciudad de Mari era muy importante en tiempos de Avraham, sin embargo, nunca es mencionada.

 



La Batalla de Siddim

Génesis 14:1 Y aconteció en los días de Amrafel, rey de Shinar, Ariokh, rey de Elasar, Quedorlaomer, rey de Elam, y Tidal, rey de Goyim, 2 que éstos hicieron guerra a Bera, rey de Sodoma, y a Birsha, rey de Gomorra, a Shinab, rey de Adma, a Shemeber, rey de Tzeboim, y al rey de Bela, es decir, Tzoar. 3 Todos éstos se reunieron como aliados en el valle de Siddim, es decir, el mar Salado.
4 Doce años habían servido a Quedorlaomer, pero en el año trece se rebelaron.
8 Y salió el rey de Sodoma, con el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Tzeboim y el rey de Bela, es decir, Tzoar, y presentaron batalla contra ellos en el valle de Siddim: 9 esto es, contra Quedorlaomer, rey de Elam, Tidal, rey de Goyim, Amrafel, rey de Shinar, y Ariok, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco.
10 Y el valle de Siddim estaba lleno de pozos de asfalto; y el rey de Sodoma y el de Gomorra huyeron y cayeron allí. Y los demás huyeron a los montes. 11 Entonces tomaron todos los bienes de Sodoma y Gomorra y todas sus provisiones, y se fueron.

La batalla descripta en este pasaje ha sido sujeto de debates debido a la dificultad de identificación de sus protagonistas y, por ende, su colocación histórica. Sin embargo, considerándola en su contexto, podría ser una indicación clave para ubicar con mayor precisión la época en la cual vivió Avraham. Los nombres de los cuatro reyes orientales se presentan en orden distinto en las dos ocasiones en que son mencionados: el primero y segundo en 14:1 pasan a ser tercero y cuarto en 14:9, y el tercero y cuarto en 14:1 pasan a ser primero y segundo en 14:9 – en cambio, los cinco reyes de las ciudades de la llanura son nombrados siempre en el mismo orden. Esto podría ser debido a que los dos reyes sumerios serían más notables o importantes que los otros dos, pero quien organizó la expedición, y principal interesado, era el rey de Elam.
Las identidades de estos reyes fueron en un principio asociadas, por algunas similitudes en sus nombres, con monarcas más conocidos en los documentos históricos, aunque en épocas menos compatibles. De esta manera, se conjeturó erróneamente que Amrafel podía ser Hammurapi, rey de Babilonia, Ariok, un rey de Larsa de nombre análogo –Eri-aku–, y Tidal sería alguno de los reyes hititas llamados Tudhaliyas. Con respecto a Quedorlaomer, no se ha encontrado registro de algún rey elamita con tal nombre, aunque el mismo responde totalmente a las características onomásticas de ese reino. Estas supuestas identidades, que podrían coincidir en cuanto a contemporaneidad entre sí, son incompatibles con la situación planteada en el relato de Génesis 14. Si bien Hammurapi y el rey de Larsa eran aliados, el de Elam era adversario de ambos, y de hecho Babilonia prevaleció en el conflicto, por lo cual es inverosímil que el mismo Hamurapi hubiese participado en una expedición encabezada por el rey de Elam, y, por otra parte, el periodo en el cual reinó es posterior a la época de Avraham. Con respecto a Tidal, rey de “Goyim” –pueblos, naciones–, no podría ser un monarca hitita en cuanto, considerando el aspecto lingüístico, no hay razón para que ese reino sea llamado en manera tan imprecisa, puesto que los hititas son siempre bien definidos como “hijos de Heth” o “hetheos” (Génesis 23:10; 25:9; etc.), y en lo que concierne a la geografía, su territorio se encontraba en Anatolia, muy distante de los otros tres aliados, y podía tener aspiraciones propias a dominar el área de Canaán más bien que compartirla con reinos lejanos y culturalmente muy diferentes. Además de esto, en tiempos de Hammurapi ya no existían Sodoma y Gomorra. Por lo tanto, para descubrir la posible identidad de estos reyes es necesario tener en cuenta, en primer lugar, el periodo en el cual las ciudades de la llanura todavía no habían desaparecido. Las mismas son mencionadas, además de la Biblia, en las Tablillas de Ebla y en los textos de execración egipcios de la dinastía XII. Estos documentos nos proveen de valiosa ayuda para reconocer el contexto de los eventos.

Hay una etapa particular en la cual la Mesopotamia estaba dividida en varios reinos y en ocasiones bajo la influencia de Elam, y es durante los periodos de Ur III e Isin-Larsa, posteriores a la primera destrucción de Ebla y contemporáneos con el Imperio Medio de Egipto (dinastías XI y XII). En ese mismo tiempo, también intervino un pueblo que sucesivamente desapareció de la historia, y sería el que en este caso se menciona con el término general de “Goyim”, el cual, después de su expulsión de la Mesopotamia perdió relevancia, pero fue absorbido como vasallo de Elam y de esta manera su “rey” integraría la confederación de los cuatro. Se trata de Gutium, gente de etnia aún no definida con precisión, habitantes de la región de los Montes Zagros, al norte de Elam, quienes habían dominado el país de Sumer hasta que fueron derrotados por Ur-Nammu, rey que dio comienzo al periodo llamado Ur III. Entonces se aliaron a Kutik-Inšušinak, monarca del reino elamita de Awan –quien fue sucedido por el primer rey de Šimaški, de nombre desconocido, el cual podría ser Kutir-Lagamal, Quedorlaomer–. En los textos acadios también se les llama “Umman-Manda” (“hordas de gentes bárbaras”), y aunque esta definición es mucho más amplia, el Cilindro de Ciro confirma que los incluye, según declara: “Ciro, rey de Anšan [...] hizo que la tierra de Gutium y todos los Umman-Manda se inclinaran en sumisión bajo sus pies”. Entonces, en este pasaje el término “Goyim” podría ser una transcripción defectuosa de “Gutyim” –en la cual se omitió la letra tav–, o bien es un vocablo aproximadamente equivalente al arameo “Umman-Manda”.
Por lo tanto, el orden en el que son presentados los cuatro reyes, de dos en dos, respondería a factores político-geográficos: serían dos monarcas principales con sus respectivos vasallos: el rey sumerio de todo el país de Shinar y su tributario, también sumerio, de Larsa, y el rey de Elam con su vasallo de Gutium.

En las Tablillas Spartoli, pertenecientes a la colección del British Museum, un fragmento menciona una alianza de “reyes criminales” que saquearon Babilonia, y sus nombres son: Kudur-[~~]mal, rey de Elam, quien enroló consigo a contingentes de Umman-Manda, Eri-e-Aku, Dur-ṣil-ilani, hijo de Eri-e-Aku, y Tudḫula, hijo de Gazza[~]. Tres de estos reyes bien coinciden con Quedorlaomer, Ariok y Tidal de Génesis 14.
En el caso de Kudur-[~~]mal, en cuyo nombre incompleto se conoce que faltan dos sílabas y dado que la terminación es legible, solamente tendría sentido que sea Kudur-Lagamal, “Siervo de Lagamal” la cual era una deidad elamita. Con respecto a Eri-Aku, el nombre corresponde efectivamente a un gobernante de Larsa, según consta en las inscripciones de Kudur-Mabuk, rey de esa ciudad, aunque el mismo no se encuentra en los registros dinásticos porque en ese tiempo aún no eran reyes independientes sino sujetos a Ur – el primer rey oficial de Larsa fue Naplanum, mientras que Eri-Aku sería anterior a él. Y en lo que concierne al rey de Gutium, el nombre del mencionado Tudhula tampoco se encuentra en las listas porque solamente han sido registrados aquellos que reinaron en Sumer, pero no se han hallado nombres de los monarcas que gobernaron en el propio país.
En esa época, los dominios de Ur se habían dilatado hasta las costas del Mediterráneo y es factible que también las ciudades de la llanura del Jordán estuvieran sujetas a tributo. El rey Šulgi había llevado el reino a su máxima extensión. Su hijo y sucesor, Amar-Sin, es probablemente el Amrafel de la Biblia: los escribas que se dedicaron a copiar y conservar la correspondencia real y los himnos reales de los soberanos de Ur III excluyeron a Amar-Sin por algún motivo que no nos ha sido develado, pero se insinúa que no tuvo una muerte gloriosa sino más bien infame, por lo cual es plausible que haya ocurrido precisamente en la infortunada expedición de los cuatro reyes. De esta manera habríamos identificado a estos monarcas y sus respectivos países: Kudur-Lagamal de Elam, Tudhula de Gutium, Amar-Sin de Ur y Eri-Aku de Larsa. En un principio, la potencia que ejerció su supremacía sobre las ciudades de la llanura fue Ur, por esa razón los reyes sumerios son mencionados en primer lugar, pero sucesivamente fue el rey de Elam quien dirigió la incursión.

En la conclusión de esta batalla descubrimos una faceta sorprendente de Avraham: la de un estratega militar bien organizado, con hombres de guerra y aliados locales. Y no es un hecho casual que la primera acción de Avraham al llegar a Canaán haya sido proseguir hacia Egipto. El factor de la escasez puede ser sólo un motivo aparente, pero sus objetivos eran mucho más complejos que aprovisionarse de víveres. Tampoco un faraón habría puesto los ojos sobre la hermana de un simple mercader, puesto que ellos sólo podían establecer lazos familiares con personas de la realeza, ya sean del propio país o de algún otro reino con el fin de consolidar alianzas. Por lo tanto, Avraham era considerado un príncipe a quien era conveniente tener en cuenta, tanto por parte de Egipto como de los cananeos.
En los textos de execración de la XII dinastía se menciona la región de Šutum, la cual es indudablemente Sodoma, puesto que en documentos posteriores se cambia su denominación por la de Mwebu, es decir, Moab, en concordancia con el relato bíblico. En Génesis 14:14 leemos que Avraham “movilizó a sus hombres adiestrados nacidos en su casa” (LBLA); el término hebreo que los describe, ‘janík’, es único en las Escrituras, y se halla también en los citados documentos egipcios con el significado de “guerreros de élite”. Es decir que Avraham “el Hebreo” (Génesis 14:13) tenía entre su gente hombres preparados para la guerra, porque él era un principal entre los Habiru, pueblo pacífico e itinerante, pero no indefenso.
El faraón Sehetepibrā Amenemhat, o Amenemhat I, célebre por sus “Enseñanzas del rey Ammenemes a su hijo Sesostris” o “Instrucciones de Amenemhat” y por la “Historia de Sinuhé” fue sin duda el faraón a quien encontró Avraham. Entre las medidas que tomó en su gobierno, destaca el traslado de la capital de Waset –Tebas–, en el Alto Egipto, a Itytawy, en el norte, con el fin de prevenir incursiones de posibles invasores semitas o de cualquier otro pueblo proveniente del este; también nombró corregente a su hijo Jeperkarā Senwoseret, o Sesostris I, previendo la posibilidad de una conspiración en su contra – que terminó concretándose más tarde con su asesinato. También se acredita haber construido, o engrandecido, la ciudad de Pr-Bȝst’t, o Pi-Beseth –Bubastis– y de haber fundado Dya’ānet, es decir, Tanis, la cual es Tzoán y que probablemente fue en realidad el asentamiento iniciado por Avraham, puesto que el nombre tiene ese sentido en hebreo, mientras que no se conoce algún significado en egipcio, y su fundación se relaciona con la de Hevron (Números 13:22), que era la residencia de Avraham y de Yitzhak en Canaán. El faraón habría permitido a este jefe itinerante y su gente de establecerse con sus tiendas en ese lugar, que sucesivamente siguió siendo habitado. Además de eso, le ofreció muchos dones, animales, siervos y siervas – una de ellas habría sido Hagar, madre de Ismael. Obviamente, ningún monarca regalaría todas estas cosas a un hombre que va a su país solamente por motivos comerciales, sino que tal actitud es coherente con la de una alianza política, y Amenemhat vio en Avraham un potencial protector de las fronteras egipcias con Canaán. Por ese motivo también quiso emparentarse con él, como era costumbre entre los reyes cuando se sellaba un acuerdo, y aunque manifestó su disgusto por no haber sido advertido sobre la verdadera posición de Sara, de todas maneras, obtuvo de Abraham la fidelidad que requería el pacto que habían concertado. Es muy probable que gran parte de los bienes que el faraón le dio a Avraham hayan sido destinados a negociar las alianzas con los jefes amoritas –Mamre, Eshkol y Aner– y con los hititas entre los cuales habitaba (Génesis 23). La derrota de los reyes invasores fue de gran ventaja para Egipto, que afianzó su hegemonía comercial sobre Canaán y todo el territorio al este del Jordán liberado del dominio de sumerios y elamitas.
La campaña de los cuatro reyes no era una invasión, para lo cual habrían movilizado un ejército, sino solamente una expedición punitiva contra pequeñas entidades políticas y jefes locales que habían dejado de pagar impuestos, y lograron su cometido, pero en el camino de regreso fueron sorprendidos por una emboscada que les había tendido Avraham durante la noche, acción que les costó la vida. El faraón estuvo seguramente satisfecho con el resultado y con su aliado hebreo, a pesar de no haber podido emparentarse con él.


(Ver también: ¿Cuándo salió Abraham de Harán?)


 

 

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