Cartografía Bíblica

El Medio Oriente en tiempos de los Patriarcas

En las Escrituras se mencionan países y ciudades en los que sucedieron los hechos narrados en ellas. Algunos de estos topónimos se refieren exclusivamente a regiones naturales, sin alusión a los pueblos que allí habitaron, como Ararat, Shinar, Goshén (Génesis 8:4; 10:10; 45:10), mientras que otros coinciden con los nombres de naciones establecidas en sus respectivas áreas geográficas, entre los que se encuentran Aram, Canaán, Elam, Mitzrayim (aunque este último generalmente se traduce como Egipto, en el texto hebreo el país siempre conserva el nombre del progenitor). Una de estas regiones naturales tiene un nombre compuesto que, si bien en parte se refiere a un pueblo, en su conjunto es una definición puramente geográfica: Aram Naharayim, y de igual manera el área noroccidental de ésta, Paddan Aram.


Aram Naharayim
Aram Naharayim, literalmente “Aram de los dos ríos”, es el nombre bíblico e histórico de la región entre el Éufrates y el Tigris al norte del punto donde estos dos ríos se acercan más, en proximidad de las ciudades gemelas de Sippar –en ese tiempo no se reunían en un solo curso como en el presente, sino que desembocaban separadamente en el mar–. Ésta región incluye la zona bañada por los afluentes orientales del Tigris, es decir, los ríos Zab Superior, Zab Inferior y Diyala. Posteriormente, el país de Aram Naharayim se llamó Asiria, porque todo el territorio pertenecía a esta nación. Hasta el día de hoy, los asirios llaman a su tierra natal “Beth Nahrain” en su idioma arameo. Además de las Escrituras Hebreas, el nombre de esta región aparece en las Cartas de El-Amarna como Nahrima.
El área al este del Tigris es la patria de los caldeos de la Biblia –Kaśdim–, que provienen de Arpakshad. Sin embargo, su identificación con los caldeos de la historia hasta ahora no se ha podido confirmar, ya que el origen de los caldeos clásicos sigue siendo un misterio sin resolver. Los caldeos de la época de Abraham corresponden más bien a los Kaldu que vivían en el noreste de Asiria.
El área noroccidental entre los ríos Eufrates y Khabur –Habor– se llama “Paddan Aram” (Génesis 25:20), es decir, “Llanura de Aram”, cuya principal ciudad en ese momento era Harán.
La posterior traducción del griego, “Mesopotamia”, no se corresponde con el concepto actual del término, ya que éste indica todo el territorio entre el Éufrates y el Tigris, incluida la región al sur del punto de proximidad de los dos ríos, la cual en las Escrituras se llama Shinar, la Tierra de los sumerios, que nunca se relaciona con Abraham o sus orígenes y es distinta de Aram Naharayim. De hecho, la Ur de Shinar ni siquiera se menciona entre las ciudades enumeradas en Génesis 10:10.

 

 

Israel y la conquista de Canaán

En la época de Mosheh, la tierra de Canaán estaba distribuida entre muchas ciudades-estado dominadas principalmente por los amorreos, quienes habían establecido dos reinos también al este del río Yarden y al norte del río Arnón, habiendo ocupado parte del territorio de Moab. Estos dos dominios fueron conquistados por los israelitas bajo el mandato de Mosheh, y fundaron lo que podría llamarse el primer “Estado Hebreo”, con su capital en Heshbón, aunque la Asamblea continuaba congregándose en el desierto, en el área de Shittim. Posteriormente, este territorio fue asignado a dos tribus y media y por lo tanto permaneció como parte integral de la nación de Israel.


Yehoshua, el sucesor de Mosheh, conquistó la mayor parte de Canaán, con la excepción de las áreas costeras habitadas por los “Pueblos del Mar” –la del sur ocupada por los invasores filisteos durante la estancia de los israelitas en Egipto, y la del norte en posesión de los sidonios–. No había ciudad capital; la Asamblea de Israel acampaba en Gilgal.


Finalizada la conquista de Canaán, Yehoshua dividió todo el territorio al oeste del Yarden entre nueve tribus y media de Israel, pues ya dos tribus y media habían recibido su herencia al este del río durante el gobierno de Mosheh (Josué 13:8-22:9). Solamente la tribu de Leví no recibió ninguna porción de la tierra, pero se le asignaron cuarenta y ocho ciudades pertenecientes a las otras doce tribus. Además, la tribu de Simeón no tenía posesión completa del distrito que se le entregó, ya que era un enclave dentro del territorio de Judá, tribu con la que tuvo que compartirlo. Luego, tampoco la tribu de Dan logró dominar la franja costera de su territorio (Jueces 1:34), por lo que los danitas se trasladaron al norte, tomaron la ciudad cananea de Laish y se establecieron allí (Jueces 18:27-29). Después de que los filisteos fueran derrotados, la herencia que originalmente se había asignado a Dan fue repartida entre Judá y Efraím.

 

La Monarquía en Israel

Al final del período de los Jueces, toda la zona de la costa mediterránea estaba de hecho en posesión de los Pueblos del Mar, entre los cuales los filisteos, que intentaban conquistar toda la tierra de Canaán y habían extendido su dominio sobre el Negev. Aunque no se mencionan en las Escrituras, además de los filisteos estaban los Shekelesh, Tsikal y Shardana, que habitaban a lo largo de toda la costa de Canaán hasta Tzor (Tiro), quienes ya habían intentado conquistar Egipto pero habían sido rechazados. Es posible que estos pueblos sean los keretheos, llamados “habitantes de la región marítima” en Sofonías 2:5 –término que es idéntico a “Pueblos del Mar”, como los definieron los historiadores–, también habitaban en el área de Tziklag (1Samuel 30:14), se mencionan junto con los filisteos en Ezequiel 25:16 y con frecuencia se nombran junto con los peletheos como la guardia personal del rey David (2Samuel 8:18; 15:18; 20:7,23; 1Reyes 1:38,44), siendo peletheos posiblemente sinónimo de filisteos.
Por lo tanto, el territorio sobre el que reinó Shaul, el primer rey de Israel, era menos extenso que el conquistado inicialmente por Yehoshua, al no tener un control efectivo sobre la costa del Mediterráneo.


Después de la muerte de Shaul, el reino se dividió: la tribu de Judá proclamó rey a David en Hebrón, donde reinó durante siete años y medio, mientras que el resto de las tribus de Israel permanecieron bajo la casa de Shaul (2Samuel 2:1-11). Posteriormente, David se convirtió en rey de todo Israel; conquistó la ciudadela de Tzion y trasladó la capital a Jerusalem (2Samuel 5:1-7). Los fenicios pasaron a ser sus aliados. David derrotó definitivamente a los filisteos y sus asociados y recuperó el control de la costa mediterránea, dejando a los filisteos un territorio reducido a sus cinco ciudades principales, pero sujeto a tributo. Luego extendió su reino al sur hasta la costa del Mar Rojo y al norte hasta el Éufrates; conquistó Edom, Moab, Amón, Aram, Tzoba en Aram y destruyó a Amalek. Su imperio fue heredado por su hijo Shlomoh, quien hizo alianza con Egipto y con los fenicios, asegurando estabilidad y prosperidad al reino.


Después de la muerte de Shlomoh, el reino se dividió nuevamente: Las tribus de Judá y Benjamín formaron el Reino de Judá, con su capital en Jerusalem, y las otras tribus formaron el Reino de Israel, con su capital en Tirtzah. Judá mantuvo el dominio sobre Edom hasta el reinado de Yehoram ben Yehoshafat, e Israel sobre Moab hasta el reinado de Yehoram ben Achav. El Reino de Aram se independizó después de la muerte de Shlomoh y pasó a ser el principal adversario de Israel.


Cuando Omri reinaba sobre Israel, construyó la ciudad de Shomron (Samaria), que se convirtió en la capital del reino hasta su destrucción por los asirios. La dinastía Omri fue exterminada por Yehu. Posteriormente, Yarov’am ben Yehoash, de la casa de Yehu, reconquistó Aram hasta Hamat, llevando el Reino de Israel a su máxima extensión tras la separación del Reino de Judá. Tras su muerte hubo conspiraciones y usurpaciones del trono que marcaron la decadencia del reino y la sujeción a Asiria.

 

El exilio del Reino de Israel

Durante el reinado de Menahem ocurrió la primera invasión de los asirios; el entonces comandante del ejército asirio, Pul, quien más tarde se convirtió en rey de Asiria bajo el nombre de Tiglat-Pileser, tomó a los habitantes del Reino de Israel al este del río Yarden y los transportó a Halah, Habor, Harán y al río de Gozán (1Crónicas 5:26). Posteriormente, durante el reinado de Pekah, el propio Pul, ya como Tiglat-Pileser III rey de Asiria, invadió la región norte y deportó a la población a Asiria, probablemente a las mismas regiones donde había trasladado los primeros contingentes de exiliados de Israel (2Reyes 5:29). Finalmente, Salmanasar V sitió Samaria durante el reinado de Hoshea, y Sargón II tomó la ciudad y transportó a los israelitas a los territorios previamente asignados a sus compatriotas, y a las ciudades de Media, al este del imperio (2Reyes 17:6; 18:11).


Para repoblar la tierra de Israel, los reyes de Asiria trasladaron habitantes desde otras regiones y ciudades. Sargón II los tomó de Babilonia y Kuthah en la tierra de Shinar, y de ʽAva, Hamath y Sefarvayim en la región de Aram (2Reyes 17:24). La identificación exacta de ʽAva aún no se ha determinado. En cuanto al nombre Sefarvayim, al ser dual podría referirse a las ciudades gemelas de Sippar en la frontera entre Shinar y Aram Naharayim, sin embargo, Sefarvayim tenía un rey (2Reyes 18:13; Isaías 37:13), mientras que Sippar no lo tenía. Sefarvayim siempre se menciona junto con Hamath y otras ciudades de la tierra de Aram, por lo tanto, podría ser la ciudad llamada Sibraim en Ezequiel 47:16, que está entre Hamath y Damasco.
Más tarde, Senaquerib invadió el Reino de Judá y tomó Lakish y sitió Jerusalem, que efectivamente se había convertido en una ciudad-estado dentro del Imperio Asirio, pero no pudo tomarla. En el Prisma de Senaquerib, afirma haber deportado a más de doscientas mil personas del Reino de Judá a Asiria, hecho del que las Escrituras no hacen mención.
Posteriormente, los reyes Asarhaddon y Ashurbanipal transfirieron aún otros pueblos a Israel, desde Uruk, Babilonia y Shushan, elamitas, medos, persas, dahaítas y dayanitas –ppueblos de la región de Ararat– y “Apharsathaqueos”, probablemente los habitantes de “Partakka e Partukka”, territorios cercanos a los montes Zagros mencionados en los registros de Asarhaddon (Esdras 4:9-10).


En la frontera sur de Egipto, en la isla de Yeb –Elefantina– surgió una misteriosa comunidad hebrea de lengua aramea y de origen desconocido, que contaba con un templo propio y una religión mixta entre la de Israel, la de los arameos y la egipcia. Esta localidad es la Syene o Sevneh mencionada en Ezequiel 29:10; 30:6. Entre las diversas hipótesis sobre el origen de este asentamiento se estima que pudieron ser exiliados de Israel que los asirios habían transportado a la región del río Habor, que luego Asarhaddon habría trasladado a la frontera sur del Imperio tras haber conquistado Egipto.


  

Cartografía: Caminos de los Patriarcas y del Éxodo


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